El catamarán nos dejó en un pequeño
embarcadero a medio camino, en Hamilton Island (2 en la foto), desde donde los ferrys suelen
recoger a los pasajeros que van hacia Long Island. Llegamos a la isla y
montados en carritos de golf nos llevaron hasta la recepción del Long Island Resort. Durante el trayecto, que no
duró más de 5 minutos, pudimos ver algunos de los apartamentos y bungalows, y todos nos
preguntábamos cuál sería el nuestro.
Llegamos
a recepción y todos nos registramos. Nos dijeron dónde nos alojaríamos y la
mujer de recepción nos acompañó hasta allí. Por el camino no vimos a nadie más
aparte de todos nosotros, la lluvia que había caído hacía que la gente no
quisiera salir a la piscina o al jardín, pensé.